Padre Ruperto Lecaros
El padre Lecaros fue un sacerdote dedicado a humanizar la vida de los presos en la Penitenciaría de Santiago. Creía que lo más doloroso para los reclusos no era la privación de la libertad, sino la soledad y el abandono que experimentaban con el tiempo. Para aliviar su sufrimiento, se preocupó por mejorar su calidad de vida en pequeños pero significativos aspectos. Desde brindarles atención dental y mejorar las condiciones de higiene, hasta organizar actividades recreativas y culturales, el padre Lecaros buscaba devolverles a los internos una parte de la dignidad que les había sido arrebatada.
Más allá de sus acciones prácticas, el padre Lecaros se destacó por su empatía y respeto hacia los reclusos, tratándolos siempre con dignidad y fomentando su autoestima. Su labor fue tan profunda que, incluso cuando se enfrentó a un cáncer terminal, solicitó vivir en la penitenciaría para estar aún más cerca de aquellos a quienes servía. Su compromiso y amor incondicional hacia los presos dejaron una huella imborrable, evidenciada en la multitud que asistió a su funeral, desde amigos y sacerdotes, hasta reos que, con grilletes en las manos, acudieron a despedirse de quien les devolvió la humanidad.